La ascensión física al cielo del Hijo de DIOS es un engaño dogmático,
la piedra del tropiezo de la humanidad.
Así habló INRI CRISTO:
“Equivocadamente, durante siglos la humanidad fue enseñada que yo
resurgí de carne y hueso y así fui para el cielo. Eso es un absurdo, un
desvarió pues, además de atropellar la lógica, está contra la eterna y natural
ley de DIOS establecida en el tiempo de Adán
(“Tú eres polvo, del polvo tú fuiste tomado y al polvo retornarás” - Génesis
c.3 v.19). En la verdad, yo resurgí
en espíritu y así aparecí a las personas. Se hace, por lo tanto, necesario
establecer la clara distinción entre resurrección, resucitación y
reencarnación.
Resucitar significa retornar a la vida física, reasumir el cuerpo que
estaba aparentemente muerto, lo que los doctores denominan ‘estado de catalepsia’. Una persona que aparentaba estar muerta y
retorna a vivir resucitó, a ejemplo de Lázaro y de la hija de Jairo, hacen dos
mil años. Yo había dicho que ambos estaban sólo durmiendo (Juan c.11 v.11 y Marcos c.5 v.39). Lázaro ya estaba en el sepulcro
había tres días, evidentemente
expeliendo un olor desagradable debido a la falta de higiene, y cuando lo
llamé él vino a mi encuentro (Juan c.11
v.1 la 46). La hija de Jairo igualmente resucitó cuando yo dije en alta
voz: “¡Te levanta!” (Marcos c.5 v.41).
Ahora, mi PADRE, SEÑOR y DIOS, a través de mis manos y de mis palabras, también
operó notorios milagros.